Celda

. 25 de febrero de 2007
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Me acerqué a la pequeña cárcel, sin puertas ni ventanas. Una cárcel que es sólo un cubo de concreto, en el que él fue encerrado.

Quité el seguro y des-sellé la puerta secreta.

Lentamente la abrí. Con la linterna iluminaba muy poco en la fría oscuridad del pequeño escondite. Tinieblas y oscuridad es todo lo que recuerdo haber encontrado.

Él no estaba.

Me quedo perplejo. Cautelosamente revisé todos los rincones de la diminuta habitación. Habitación sin muebles, nada más que piso, paredes y techo.

No encontré ninguna fisura por la que pudiera haber salido. ¿Habrá sido él más pequeño de lo que lo recordaba y cuando abrí la puerta se escapó entre mis piernas sin que yo lo notara?

Un escalofrío subió por mi espina.

Salí corriendo y miré a mi alrededor. Nada. Observé con detenimiento todo lo que me rodeaba. Con asombro descubrí que en todo puedo reconocer las pequeñas marcas de sus manos.

¿Hacía cuánto se había escapado? Giré sobre mi mismo y mi corazón se detuvo. Un dolor en el pecho me impedía respirar.

Había sido engañado todo este tiempo. Los horizontes que observaba se elevaban como grandes muros cuyo techo se escapaba a mi vista.

Yo estaba encerrado.

Una prisión tan grande como podía ver, que había sido disimulada todo este tiempo en el que me ocupaba en otras cosas. Disimulada con un espejismo de libertad y control.

Mi corazón seguía sin latir, los ojos me pinchaban, la respiración entrecortada por el dolor, nada me dejaba pensar con claridad.

Caminé torpe y lentamente hasta una de las paredes. Al llegar, con mis manos sentí su áspera oscuridad. Eran firmes y frías. Sólidas. Lentamente me moví tocando el muro, buscando alguna grieta, alguna forma de escapar.

Pero no lo encontré.

Agonicé días enteros. No comí ni bebí nada. No hablé.

...

Hasta que junte fuerzas para volver a revisar cada centímetro de los muros, permaneceré atento y descansado. Tiene que haber una forma de salir. Una falla, un mecanismo que me permita escapar.

Al fin y al cabo, yo me equivoco y fallo en tantas cosas, ¿porqué el muro sería perfecto? Tiene que tener un punto débil.

Tendré que caminar, cuidadosa y minuciosamente, por las paredes y los techos hasta encontrar la manera de salir. Tengo que descansar. Va a ser una tarea agotadora.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Estimadísimo autor:perdón! pero no pude evitar que el texto me remitiera a las más oscuras y nefastas épocas de la historia de nuestro país.. no sé porqué..

Es el riesgo que se corre con la subjetividad del lector, no???
En fin.. me pasó.. saludos!

Rogelio Ferreyra dijo...

Si... que se yo... cada vez que se hable de encierro alguien puede flashear el proceso. O angustia adolescente. O un oficinista agobiado. La subjetividad del lector contiene riesgos enormes.

Personalmente, me encantó que la esperanza de libertad esté justamente en la falibilidad del protagonista: "me equivoco en tantas cosas... ¿porqué el muro va a ser perfecto?".
Buenísimo.

TiTo A. dijo...

Como estructura está bueno, remite a las clásicas mamushkas. Pero creo humildemente que hay algún problema en los tiempos verbales... saltan del pasado al presente sin demasiada intención -o es lo que me parece.

Kaitos dijo...

Noelle: Si, seguramente sabés porqué... pero bueno, eso es mas trabajoso que el "no sé"... (ojo que no es una crítica)

Y eso que usted dice de la subjetividad del lector es la clave. ¡Besos!


Rogelio: Bienvenido! Gracias, la falibilidad del protagonista, que es mi falibilidad, es importantísima en la historia. Fundamental. Saludos


Nohayverguenza: Gracias... Ahora que lo leo, sí, le encuentro los errores en los tiempos verbales que usted menciona...

Supongo que al escribir en esa especie de "brainstormig" los tiempos no tienen mucho que ver... O quizá tienen mucho que ver... ¿podrá ser que esté sintiendo cosas del pasado que se extienden hasta el presente?

¿Será? ¿Me deja pensarlo? ¿Me deja leer y corregir los tiempos a su tiempo? Lo volveré a leer, y veo que estoy haciendo con mis tiempos verbales.

Saludos

Anónimo dijo...

Cuando tenés razón, tenés razón. Saber es mucho mas trabajoso que el "no se". Te crea responabilidades, genera compromisos... y a veces hasta te obliga a ocuparte de algo. Lo otro es más sencillo... ¡¡¡¡Terapia no, eh!!!