Sólo convercerte
que siempre todo es posible,
que la realidad nunca engaña.
Un lugar donde la ficción y la realidad van de la mano, como amantes de vacaciones en un país lejano.
Esa tarde era todo el sol el que iluminaba tu sonrisa.
Las hojas mecían al viento.
El mundo giraba a tu alrededor y nada parecía en orden.
Pero nada salió como esperaba.
El sol y la luna pasaron. Muchos soles y lunas pasaron.
Nuestros pensamientos quedaron civiles.
Muchos frenos pusimos, yo por no presionarte. Vos por tus miedos.
Y hoy, lustros después de nuestro último encuentro, sigue siendo el mismo sentir.
Una lástima.
Que las cadenas no se rompan desde ambas partes. Lástima.