No sé por qué la navidad aparece hoy

. 4 de mayo de 2020
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Casi todas las peleas entre mis padres eran por el tema de la plata. De llegar a fin de mes, de que se lavara con menos jabón la ropa, de no gastar tanta luz, de usar poco papel higiénico... Entonces todos los gastos de la casa pasaban a ser situaciones tensionantes y a mi ni se me ocurría pedir galletitas o un postrecito cuando tenía hambre. Simplemente se comía lo que había cuando era el momento de comer. Y aprendí a comer cosas baratas, tomar mucha leche (porque mi viejo no ponía reparos a ese gasto) y a cocinarme avena con leche y azúcar como si fuera un manjar.

Sin que yo me lo propusiera surgió la necesidad de que a mis padres no les fuera muy pesado cumplir con mis deseos y sin saber cómo simplemente ya no los tuve. Inocentemente preferí sacrificar mis deseos ante la impotencia y la falta de dinero de mis padres. Por consiguiente cuando me preguntaban, yo nunca quería nada caro, o pedía algo de ropa o simplemente decía que no sabía.

Me daba mucha tristeza que mis padres no pudieran darme lo que yo quería. Por supuesto uno de los momentos que más tristeza me generaba era la navidad, porque no sólo tenían que lidiar con mi regalo, sino con el de mi hermana menor, los de mis primos y la comida para todos. Traté de estirar el misterio de la Navidad hasta que ya fue insostenible, pero es que para mi yo adulto es algo obvio lo que yo hacía: es mucho más fácil echarle la culpa de mi frustración a un misterioso gordo vestido de rojo, que a tus padres. 

Un año me puse a buscar en los posibles lugares que ellos pudieran tener para esconder los regalos, hasta que lo encontré, una bolsa con los regalos para todos. El regalo de mi hermana era obvio, el de mi hermano también, y después había unos juegos de mesa que yo nunca había visto en mi vida.

No saben la cara de sorpresa y felicidad que pusieron cuando les dije que me había decidido y que ya sabía lo que quería, un juego de mesa que se llamaba Buen Viaje. No sé si era lo que habían previsto regalarme o si era para mi primo, pero preferí verlos felices acertando aunque sea una vez a lo que yo deseaba.

(...)