Hace diez años me dejabas una nota en el parabrisas. Una sonrisa en un papel blanco. Mi auto estaba estacionado debajo de la magnolia (el Magnolio). No me presenté en marzo, ¿sabés? Y no, no fue culpa tuya, fui yo, llegando tarde a los momentos importantes. Como ese viernes. Algún día me va a pesar tanto, tanto más, que no voy a poder seguir.
Seguir. Todo siguió adelante, con los corazones rotos, con ese veneno oscuro corriendo por nuestras venas. Pero siguió. No me siento digno de cargar con esta tristeza. Yo tengo que cargar la culpa, pero me la saco de encima como si fueran los mosquitos en Las Flores, diez años atrás. Los espanto, pero vuelven insistentes en el medio del silencio a revolotearme en la oreja. Tanto más, porque la culpa crece con el tiempo, anida, se acomoda, reposa como un retrovirus que infecta el adn de las mitocondrias.
Seguir. Todo siguió adelante, con los corazones rotos, con ese veneno oscuro corriendo por nuestras venas. Pero siguió. No me siento digno de cargar con esta tristeza. Yo tengo que cargar la culpa, pero me la saco de encima como si fueran los mosquitos en Las Flores, diez años atrás. Los espanto, pero vuelven insistentes en el medio del silencio a revolotearme en la oreja. Tanto más, porque la culpa crece con el tiempo, anida, se acomoda, reposa como un retrovirus que infecta el adn de las mitocondrias.
Diez años atrás, laputamadre. Diez años atrás éramos felices. Nos picaban los mosquitos en Las Flores. Cantábamos canciones lindas y mirábamos las estrellas tirados en el pasto. Ya no miro estrellas, ya no volví a Las Flores. No pude saludar a tu vieja por el cumpleaños. Me cuesta saludar a la gente en los cumpleaños, pero tu mamá me cuesta más. Siempre los tengo presentes, me duele que nunca les dije lo culpable que me siento por no haber llegado unos días antes, por querer cumplir con mi trabajo en lugar de ir corriendo a encontrarte.
Diez años atrás. La putamadre. Diez años atrás éramos felices. Yo era feliz al menos. Era el cumpleaños de él. Y estaba de mal humor, para variar. Trabajamos en el campo, aunque no nos dejó manejar el tractor. Al final del día nosotros sacábamos fotos y él daba vueltas, fingiendo estar seriamente ocupado. Tu foto en el atardecer es la última fotografía realmente feliz de un atardecer que yo haya sacado. Tan linda, vergonzosa. Esos días los pasamos felices, tomamos mate, nos trepamos a los árboles y jugamos un rato a ser la mamá y el papá, a ser los niños y los duendes. Tu foto la perdí cuando perdí todo lo que me quedaba, pero la tengo acá en la retina, pegada con la fucking gotita, que nada nada lo despega. Hoy caía el sol en esta caja de cemento, esta caja rodeada de asfalto, y te extraño tanto chabona. Laputamadre.
Diez años atrás. La putamadre. Diez años atrás yo era feliz. Te extraño tanto chabona. Tanto.
0 comentarios:
Publicar un comentario