No soy. Estoy vacío. Nada de lo que me recorre tiene sentido, ni emoción. Ni siquiera me asusta la situación en realidad.
Estoy desnudo. Llueve. Me quedo sentado a la intemperie. El agua resbala incluso antes de tocar mi piel. Parezco repelente. Lo soy.
Hasta hace unas horas era una persona. Hoy, ni siquiera me asemejo a la sombra de lo que solía ser.
Florecen en las ventanas las que alguna vez fueron semillas. El perfume es embriagador, me tientan, pero dentro mío quiero escapar en dirección opuesta. Muy dentro mío hay otro yo, pequeño, con miedo.
Pero yo, nada siento. Ahora siente él. Y me lo hace saber a gritos. Gritos que estallan del otro lado de mis ojos.
Me devuelve con creces lo que hace tiempo le hice sufrir. Supongo que ha de ser así. Pero él es sólo un niño en mi cuerpo de hombre. En cierta manera aún quiero protegerlo de sus actos. Pero él es sólo un niño en mi cuerpo de hombre.
No es momento de juegos, picardías. Es momento de pensar cómo convivir. O pensar, si uno de los dos debe morir. Quizá morir ambos. O nacer juntos.
3 comentarios:
Reflexión profunda y triste...pensamientos que se cruzan, morir, nacer, estar.
besos
Este texto no es nuevo... ¿o sí?
Peanut´s, querida; defina nuevo, por favor.
Besos
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