C uentan los libros de los corazones hambrientos, que un día apareció en el bosque un hombre desnudo. Un esbelto hombre que por cabellera llevaba al mismo viento y que en su piel se doraba el sol. Que sus manos eran suaves como seda y firmes como el roble.
Cuentan que se encontraba triste porque había perdido a su amor en una batalla contra un demonio. Llevaba consigo sólo una pequeña pieza de un raro nácar colgando de su cuello, un recuerdo de su amor.
En esas mismas páginas contaban como mientras recordaba sus historias uno las podía ver en sus ojos profundos como el más profundo mar de las Filipinas.
Los corazones hambrientos lo cobijaron entre sus más dulces mentiras, lo acomodaron en el centro de una cañada de piedras filosas, y lo rodearon de sus horribles halagos.
Entonces, se quedaron escuchándolo, una y otra vez, contar su penosa pérdida.
Y día a día, se fue enredando en sus redes cada vez más, y todo su ser se fue entumeciendo, hasta no poder siquiera hablar.
Pasaron meses, años y el bello caballero que alguna vez doró al sol, se convirtió en una gris estatua de piedra.
Su melancolía recorrió de regreso los pasos que lo habían acercado a la cañada. Atravesó mares y océanos, montañas y praderas.
Y llegó hasta un simple ser, bondadoso y humilde, aunque aún mas curioso y deseoso de aventuras.
También llegó a los oídos de un astuto ladrón, que alguna vez conoció al hombre dorado, y sabía lo que en realidad atesoraba en su cuello.
Por eso, y porque las casualidades no existen mas que el destino, se cruzaron el humilde y el astuto, para emprender el camino hacia la lejana cañada.
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Cuentan que se encontraba triste porque había perdido a su amor en una batalla contra un demonio. Llevaba consigo sólo una pequeña pieza de un raro nácar colgando de su cuello, un recuerdo de su amor.
En esas mismas páginas contaban como mientras recordaba sus historias uno las podía ver en sus ojos profundos como el más profundo mar de las Filipinas.
Los corazones hambrientos lo cobijaron entre sus más dulces mentiras, lo acomodaron en el centro de una cañada de piedras filosas, y lo rodearon de sus horribles halagos.
Entonces, se quedaron escuchándolo, una y otra vez, contar su penosa pérdida.
Y día a día, se fue enredando en sus redes cada vez más, y todo su ser se fue entumeciendo, hasta no poder siquiera hablar.
Pasaron meses, años y el bello caballero que alguna vez doró al sol, se convirtió en una gris estatua de piedra.
Su melancolía recorrió de regreso los pasos que lo habían acercado a la cañada. Atravesó mares y océanos, montañas y praderas.
Y llegó hasta un simple ser, bondadoso y humilde, aunque aún mas curioso y deseoso de aventuras.
También llegó a los oídos de un astuto ladrón, que alguna vez conoció al hombre dorado, y sabía lo que en realidad atesoraba en su cuello.
Por eso, y porque las casualidades no existen mas que el destino, se cruzaron el humilde y el astuto, para emprender el camino hacia la lejana cañada.
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13 comentarios:
Para que esdte preview pueda arrancar con buen pie, me atrevo a hacerla la siguiente corrección/observación: atraveSar, ergo atraveSó.
Sr. Fodor, me parece una excelente observación. Disculpe si le lastimé los ojos con mi error.
jajaja
¡Abrazo!
ahh no, asi no va, ahor aquiero leer el resto che!!
jeje
muy bonito su blog!
saludos
Brayanus muchus (c.i.e.): Bienvenido. Ya pronto leerás algo más... Paciencia.
Me alegro que le guste el blog.
Saludos
Parte II:
Dos palomas se encuentran en una estatua, se miran como dos ratas aladas pueden hacerlo y se dicen:
- Me dijeron que ésta es la estatua de un melanco, la cagamos?
- Y daleeeeeeeeeeeeeee....
Fin
¡¡¡¡Martu!!!! ¡¡¡¡Me cagaste el finaaaaaal!!!!
jajajajajajajaja
Buenísimo
Abrazo
Excelente. Brishante. Colosal.
Si tuviera sombrero, me lo saco.
Abrazo!
Blogudo, me sonroja! Abrazo!
veo que se pego una vuelta!!
asinus es asno y pulcher, es algo asi como bonito
no me gusta usar el tono enseñativo, pero sono a pregunta y me parecio cortez (como alberto) responder
saludos!
Brayanus: gracias por desasnarme. Es un placer, nunca me molestaría por algo así.
No sé porqué pensé que asinus era ano... jajajajaja ¡Bien igual!
Saludos
Hola!!! muchas gracias por tu post... realmente nunca mejor atinado que en el momento que lo lei y el momento que lo escribiste... las galletitas de la suerte son mágicas de veras!
o sos media Harry?
besoteeees
Adriancho, bienvenido.
De nada, el mío fue un comment atinado, creo. A veces pasa.
Y no soy medio Harry, aunque a veces me gustaría serlo...
Saludos
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