Refracción

. 1 de febrero de 2009
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Poco mas de un mes de sufrimientos se escaparon en un espástico movimiento. La luz de sus ojos se escapó, para nunca mas volver.

Aunque el humor se llenó de agudos gritos aturdidores, no hubo palabra alguna que pudiera comunicarnos lo que realmente pensabas. No hubo siquiera un atisbo de comunicación, simplemente una huída estruendosa.

Los intentos por alcanzarte y retenerte, ahora que te habíamos dejado ir, no se hicieron esperar. Las lágrimas y el arrepentimiento aparecieron antes que la sombra escapara de su lecho. Pero fueron vanas. Inútiles.

Sólo resta confiar en la nueva vida. En el nuevo amanecer.



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