A mal tiempo, media buena cara

. 24 de septiembre de 2006
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Una de las leyes de Murphy dice que cuando algo puede salir mal, va a salir mal. Y que cuando algo puede ir peor, va a ir peor. Justo en el momento menos indicado y de la peor forma posible.

El viernes iba a ser un día muy atareado en el INTA, debíamos relevar 36 muestras de Densidad de suelos y casi 100 de resistencias. Me levanté tarde como siempre y decidí tomar el camino mas rápido que es todo por autopistas.

Al llegar a la bajada de Hurlingham, pagué el peaje, y tomé por la avenida en dirección a Castelar... mas o menos a 15 cuadras se me prende la luz de la batería y la temperatura empezó a subir... decido hacer 5 cuadras más y parar en la estación de servicio. Me bajo cargo agua en una regadera, puse un trapo por sobre la tapa del radiador, y aflojé la primer traba... suficiente. El trapo salió volando y me pegó en el cuello. En la cara me pegó de lleno un chorro de agua hirviendo. Por suerte tenía los lentes puestos, aunque uno de los vidrios tiene paradero incierto. Todo en menos de un minuto... Ese momento de inconciencia, en el que uno hace algo que sabe fehacientemente que puede salir mal. Mas con mi mala suerte siempre a cuestas. Eran las 8:30 de la mañana.

Eso igual no termina ahí, sigue esperando a la ambulancia mas de 20 minutos con la cara indescriptible, todo colorado hasta la mitad del pecho. Las chicas de la estación de servicio me ayudaron, me trajeron hielo y me estacionaron el auto. Yo me metí en el baño y me empecé a mojar para bajar el ardor. Me dolía tanto el ardor como la vergüenza por la manera en que me quemé, me sentía terrible. Al ver que la ambulancia no venía, las chicas me llamaron un remís y me fui al hospital mas cercano. Grave error.

No tardamos tanto en llegar pero para mi era una eternidad. Entro a la guardia y me acuestan en una camilla. Me toman los datos, y me dejan esperando, y esperando, y esperando. Cuando llega el médico me toma los datos nuevamente y les dice que me den un calmante (que me hizo efecto a las 11 de la mañana). Me dejan esperando y cuando vuelve me dice que no me pueden atender, que me tengo que ir al Hospital del Quemado (Flores). Le dije al enfermero que ya que no me iban a poner ni pomada ni nada que por lo menos me diera un poco de hielo, porque del que me habían dado las chicas no quedaba mas, a lo que me contestó que ellos no tenían hielo para darme. Le dije que esperaba a la ambulancia, que no tenía problema. A lo que contestó; "No pibe, al hospital te vas por tu cuenta". Ni siquiera me llamaron un remís.

Salí, busque un remis y le dije: "Por favor. Rápido, al Instituto del quemado!". El tipo abrió grandes los ojos y se me quedó mirando. No sabía donde quedaba! Es en Flores, le dije, vamos para allá que después te digo. No sé llegar a Flores me contestó. Me quería morir muerto. La cara no me la soportaba mas... Le pedí que me llevara a para el centro de Hurlingham, para buscar otra remisería. Lo hice parar en la primer farmacia que encontré y me compré una crema para las quemaduras que además viene con calmantes. Con esa pomada puesta volví al remis y seguimos viaje. Llegué a la otra remisería y resulta que no tenía coches, salgo a a buscar otra, igual... en la cuarta remisería me encuentro con un cartel que decía: "sólo atendemos clientes con código". Me quería matar. Por suerte uno de los choferes me escuchó y se ofreció a llevarme.


En el Instituto me atendieron al toque y me dijeron que me quedara tranquilo que no era grave. Me dijeron que fuera al Santa Lucía para que me vieran el ojo porque estaba irritado, que resultó ileso. Cuando ya tenía todo resuelto, llamé a mi casa para pedirle a mi vieja que me alcanzara mas plata para poder ir a buscar el auto, que aunque las chicas me dijeron que me lo cuidaban, y que no había problema, no podía dejarlo allá toda la noche.

Quedamos en encontrarnos en una esquina, y viene mi vieja con mi hermano, que había faltado al laburo (no por mi culpa), manejando. Me levantan y me insisten para alcanzarme a la estación de subte. A las pocas cuadras, aunque resulte increíble, el auto de mi hermano empieza a recalentar. Yo no podía creerlo. Nos bajamos y lo primero que hace mi hermano es intentar abrir el radiador con la mano desnuda. Lo paré y le dije que, por lo menos, esperara un día para mandarse la misma cagada que yo. Le sugerí que llamara al auxilio, pero el decidió que le iba a hacer caso a un tipo que pasaba por ahí que le dijo que aflojara no sé que cosa y le pusiera agua por no se donde... le insistí en que llamara al auxilio y le dije que me perdonara, pero que los iba a dejar solos porque sino a Hurlingham no llegaba mas.

Obviamente perdí el tren y tardé una hora mas en llegar a destino. Cuando llego, le pregunto a una señora que colectivo me dejaba y me señala: "Ese que se fue ahí..." Ya con lo que quedaba de mi cara de consuelo, me puse a esperar al próximo, que por suerte llegó un poco antes de la media hora...

En la estación de servicio me esperaban mi auto y una de las chicas que me habían ayudado. Llamo a la grúa y me dicen que tenía que esperar entre 30 y 90 minutos. Ya resignado me senté a esperar. Eran como las 4 de la tarde. A las 5 llegó la grúa, cargamos el auto y partimos raudamente. Antes de llegar a la autopista le digo al chofer: "mirá, andá tirándote a la derecha porque hay una subida que no se congestiona tanto" doblamos, hacemos 20 metros y nos encontramos con la subida cerrada al tránsito...

Le pedí por favor que no me hiciera mas caso, que evidentemente mi mala leche era infinita... El viaje fue lo mas lento posible.

Ya en el taller, y sin poner especial dedicación en los comentarios sagaces de mi viejo, mi padrino le puso agua al auto, lo arrancó y me vine manejando (ya que no me molestaba mas la vista)... El auto está como si no le hubiera pasado nada... por suerte tengo un auto de verdad y no uno de esos de plástico....

En fin, estoy bien, calmado y sin mucho dolor ni molestias (salvo las que me recuerda mi viejo en cuanto encuentra oportunidad...) Ya no se ve tan feo, me quedó la mitad izquierda de la cara, la boca y el cuello todo lastimado. La saqué barata, si me hubiera sacado los lentes, o me hubiera puesto mas cerca mientras saltaba el agua... ni me quiero imaginar cómo hubiera quedado.


Un viernes de mierda, para terminar una semana de mierda... que no viene al caso contar ya que al lado de la frutilla de la torta... todo lo otro es nada...

Si alguien conoce como cambiar mi suerte, le pido encarecidamente me lo comunique!!

Mi primer post

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En este acto emblemático, ignaguro un nuevo sitio, dónde la ficción y la realidad caminarán de la mano como amantes de vacaciones en un país lejano.


Verán que mi léxico y prosa fluctúan, como mis neuronas, como mi estado de ánimo y como mi humor. No perdón, mi humor no cambia... seamos honestos, soy quejoso siempre, y a veces... también.


Más de una oportunidad podrán leer acerca de temas banales, temas frívolos, temas interesantes; pero ese, definitivamente, no será el caso de este blog.


Me mantendré en contacto con cierta asiduidad, si es que mi inspiración se mantiene en el tiempo.